Algunas marcas de referencia nos explican cómo afrontan el reto de la digitalización y su estrategia en un escenario muy volátil.
En la actualidad, está habiendo un creciente interés del público por el cuidado personal, que está contribuyendo a profesionalizar mercados muy atomizados y a una generalización del uso de la tecnología, lo que se traduce en tratamientos más efectivos y accesibles para el usuario.
Algunos de los factores que explican por qué el de belleza es uno de los sectores más dinámicos en los últimos tiempos son estos:
Tecnología
Algunas de las cadenas más conocidas, han tenido que reinventarse ante la crisis y las nuevas medidas de higiene, forzando la puesta en marcha de algunas medidas de digitalización de servicios.
Así por ejemplo, Provalliance (grupo que gestiona las cadenas Llongueras y Jean Louis David), tiene previsto contar con dispositivos electrónicos con contenidos digitalizados, como portales de revistas y series.
En una línea similar, el Grupo Cristina Álvarez (Centros Ideal y centros Cristina Álvarez), en este escenario de crisis sanitaria, y con la vista puesta también en reforzar unos protocolos de higiene y seguridad ya de por sí estrictos, la marca ha estrenado un nuevo módulo de diagnóstico que incorpora machine learning y análisis big data “para mejorar las pautas de diagnóstico”. Esta iniciativa que se enmarca en la apuesta del grupo por digitalizar la estética, “para reducir el contacto, al evitar papel, así como agilizar y mejorar procesos”, además de crear experiencias más satisfactorias sin perder la esencia ni el componente personal de relación entre profesional y cliente.
La cadena de depilación con hilo y diseño de cejas, Sundara. También ha recurrido a la tecnología digital para evitar al máximo el contacto con las usuarias de sus servicios. Durante la pandemia han desarrollado la app de Sundara para que las clientas puedan gestionar sus citas a través de ella, además de adaptar la web y redes sociales como Facebook e Instagram en esa misma dirección.
Volatilidad
Estas mismas cadenas han tenido que llevar a cabo iniciativas de reinvención para salir adelante en esta época de crisis, optimizando procesos para consolidad la actividad comercial de cara al fututo, implementando auditorias operativas, controles y seguimiento de la experiencia del cliente, ayudas a nivel financiero, revisando contratos de alquileres y proveedores,…
Además, destacan que el comportamiento del público ha cambiado, reduciéndose considerablemente las visitas por impulso o sin cita previa, así como la compra por impulso, ya que los clientes se resisten a probar, tocar,… los productos para comprarlos. Además, dicen que ya no hay días fuertes y días tranquilos, todo es más plano.
Nuevos desafíos
Uno de los problemas que se han encontrado en el sector, es que las nuevas medidas de precaución, pasan por que cada profesional sólo puede atender a una persona, cuando antes podía atender a varias simultáneamente. Además, los clientes deben tener una separación, lo que impide cubrir el 100% de los tocadores.
Además, han tenido que reforzar los protocolos de higiene eliminando algunos servicios que conllevan mayor contacto entre técnico y cliente.
Por último, destacan el reto que supone afrontar la atomatización del mercado y la baja profesionalidad del mismo, ya que en épocas de crisis, el sector de la belleza se considera “fácil” para introducirse en el emprendimiento.
Fuente: Emprendedores